...

Estoy esperando alguna respuesta inesperada, como alguno de los mensajes con los buenos días, con esos te quiero, con esos te extraño, con esas palabras que leía y causan efecto en mi. Otra vez te vuelvo a llorar, te extraño. Es que no se que es lo que extraño de todo lo que siento.
Por que no querés reconocer que a veces sentís, pero sos tan cagón de jugártela? No pretendo que dejes nada por mí, pero no te mientas, no quieras ocultar algunas verdades.
Cuando dije que no apostaba, ya no esperaba mas nada de los dos, me diste una ultima caricia para seguir luchando contra vos.
Aunque no exista en tu vida, aunque quizá no pase ni un segundo por tu mente, y sea una persona mas de las que pasó por tu libro de historias y memorias, todavía sos mi presente.
No entiendo que me hiciste, porque había jurado no querer sentir más de la cuenta, pero hiciste que creyera en todo lo que no creí.
En una canción, en una palabra, en una frase. Te recuerdo y me sonrío y me dan ganas de tenerte como hace tiempo, yo amarrada a tu cintura y que el mundo importe poco. No me dejes que no sienta mas esa sensación, nariz con nariz, buscándole ese gusto a la felicidad.
Tengo miedo de quedarme en el camino para vos, y que vos termines siendo mi único camino. Me soltás la mano y alguna que otra vez me volvés a tocar el hombro buscando alguna palabra, algún momento, y no se decir que no.
Lo sabes, hice todo lo que pude y hoy me rendí.



Te acordas cuando me abrazabas y desaparecían todos, todo, era yo en tu mundo?
Que mezcla de sensación que me daba abrazarte, verte, escuchar tu voz, tus quejas, tus retos, tus desafíos, tus te quiero bajitos que llenaban cada espacio con luz.
Recostada en tu hombro, con tus ojos en los míos me decían que eras eterno, que ese momento no debía terminar, que iba a tener mi propio refugio en vos.
Te recuerdo y construyo una sonrisa enorme en mi cara y a la vez, los ojos llenos de lágrimas.
Siempre dijiste la verdad aunque haya dolido, hasta cuando te fuiste.
Cuanto me hiciste sentir, es increíble.
 
No poder con tu propia voluntad es señal de que todavía no creíste nunca en el amor, nunca sentiste lo que se siente cuando comenzas a querer.
No poder evitar el deseo, recuerdo que alguien me dijo:
“no pierdas en un momento lo que construiste en tiempo”.
No dije que construimos castillos enormes de sueños, pero creí crear la base de mi equilibrio y mi voluntad.
La cobardía es escape, es abrir una ventana donde hay solo una puerta, para respirar y olvidarse de que algo quedo atrás sin afrontarlo. Pero con esa metodología, no conseguís más que juntar intentos en un cajón, dolores ajenos que son parte de esto.
Me dejaste con mis manos colmadas de sueños, tirando de momentos.
Tengo un defecto que me cuesta cambiar pero voy a sacar:
No puedo dar puntos finales a los capítulos de mi vida, pienso que siempre la historia sigue. Aprender que un punto al final de una oración, es un adiós, no un hasta luego.

Nunca es suficiente, siempre falta una pieza, siempre algo esta mal, algo no funciona.
Das el corazón, sabiendo que te pueden herir como quieren, dando esa debilidad que es única, pero confias, confias en que todo puede salir bien y no repetir historias. Pero no. Nada es suficiente y en el momento que no te diste cuenta, te encontras inundando los ojos de nuevo.
Querer todo cuando no se lo tiene, no sirve. Queré cuando está, no cuando se fue.
Mezcla de angustia y de bronca, no quería tropezarme de nuevo de la misma forma.
Porque nunca me dejo querer, nunca me permito querer, nunca me permito jugármela por alguien, por miedo a llorar.
Y acá estoy, arriesgué más de la cuenta y pago el error otra vez.
Yo dije, me tenía miedo, de fallar. Ahora me tengo miedo, pero de no volver más.


Ya se que no me animo a soltarte. Admito mi sensibilidad, admito mi poca fuerza para seguir después de conocerte.
No aprendo tan fácil a caminar sola y perder la costumbre.
El problema fue que hubo demasiada historia y poco tiempo.
 Acostumbrarme a vos, a tus palabras, a tus manos, tus te quiero pero no quiero. No quiero? Si, no quiero. No querer arriesgar y repetir historias. No querer animarse a sentir. Pero lamento decir que no puedo luchar contra la corriente, no puedo pelear y quedarme sin fuerzas, yo espero, yo quiero, yo puedo, pero me agota la misma desconfianza.
A veces cuelgo la mirada del techo, pienso y se me cae un pedazo de cielo que creí tener. Pienso en que el adiós puede ser hoy, mañana o en tiempo, pero hay adiós y eso me inunda, me pega el nudo en la garganta.
No voy a vivir en intermitencia, solo por quererte.
Si hay que decir basta, pondré mi poca voluntad para hacerlo, no quiero llorar. Para vos es un juego que se juega para empatar y salir sin perder nada, para mí es más que eso, es más que momentos sueltos.
No pretendo que valores lo que quizá no tenga valor, pero mi miedo, es irme y no volver. Me tengo miedo.




Temblando de nuevo, me hace sentir ese frío, rico frío, por la espalda.
Recuerdo todo, hay veces que me es de gusto poner recuerdos en mi cabeza, viendo todo lo que me hiciste sentir.. ¿Qué absurdo no? Como dura poco todo en esta vida, un par de momentos que erizan la piel más que cualquier viento frío.
Perdón, no quiero recordarte. Quiero avisarte, que aunque ya no tengas en tus manos mi debilidad, mis manos tocaron tu cielo, colmaron mi mente, sacaste un peso, colgaste tus alas en mi espalda.
Tu revancha se hace infinita, ganamos en no perder. Nos.




Yo tengo temor a perderte, y terror a que vuelvas,
no puedo vivir junto a ti, y sin ti es imposible,
me muero por verte otra vez y me matas si vuelves,
que bueno seria despertar y que tú no existieras.

Si tú no existieras, serian más cortos los días,
no habría que revolcarse en esta historia inconclusa 
que es jugar ruleta rusa con ganas de perder.


Recordás cuando sin querer me tropecé en tu camino? Quería salir pero sin querer terminé en el mismo lugar. En un momento de debilidad cambió algo, se acomodó algo, sentí estar en tierra firme, en un límite marcado. Y fueron días que una palabra me hacía volar como una ilusa, pensando, creando sueños. Era mágico no? Para mi sí. Lo fue. Te encontré sin demasiados giros, con el ángulo exacto para tocar esa sensibilidad en mí, esa confianza que no despierta nadie por temor a errar. Fue dulce. Y después de soñar un rato volví a caer de mi nube, cuando vi que otra vez soñé, creí, y pensé que una vez más podía tener la oportunidad de hacer sin perder en el intento. Errar es tan fácil. Y es que tampoco pretendía promesas en vano, porque ni yo las hago jurar. Pero ese gusto amargo de no saber donde quedo lo peor, si en mi o en vos. Y quiero sacar, pero no olvidar, porque inconscientemente te pido una vuelta de milagro, un desliz más, un error que no va a ser acierto, y aunque sea ilógico, sueño, amo soñar, sabiendo que después la caída será más fuerte una y otra vez.
Andate, perdete. Que yo me voy a encargar de crearte hasta que no sienta ni un suspiro más, hasta que los recuerdos no corten más mis alas.


-Quiero que empecemos un AMOR al revés…
-¿Cómo al revés?
-Claro, que empiece MAL y termine BIEN


Que te quiero, si. Que te miro y me desarmo, si. Pero no me puedo enamorar de alguien que comparte solo un beso y algo más, alguien que no toco cada sentimiento. Me elevo hasta el cielo para luego dejarme caer y golpearme. Y volver. Si quiero digo no, si quiero digo basta, pero eso es mi decisión y nadie tiene ni mi voz ni palabra. Es un acto suicida volver a abrazar a lo que me lastimó, pero me arriesgo a sentir, sabiendo que después llega el dolor. Y yo no soy de las que ruegan besos, de las que caen rendidas a los pies de nadie. No por orgullo ni por cobarde, simplemente porque así aprendí a no ilusionarme, y darle sin querer a alguien la debilidad, el poder de destruirme en un segundo. Demostrar debilidad es darle el saber que como quiere, te arma y desarma a la vez.
Nos queda todo, casi todo por pedir.
 Pero nada más que hablar.



Hoy me di cuenta que hasta la persona que menos esperas, puede fallar. Se que no somos perfectos, que nacimos para esto, para caer y aprender de ello. Pero me sacan las ganas para pegar un golpe más arriba para crecer y quedarme donde quisiera. Mi inseguridad me hace dar cuenta que tomé la decisión correcta, por dudar gané también. No me arriesgue por miedo a mi misma, y resulta que hoy la culpable no soy yo. Hoy no me siento a declarar excusas sin sentido para justificar mi libertad, hoy me doy cuenta que nada es lo que parece, que el amor por mas que lo juren, no se prueba. Y ponía las manos en el fuego, realmente lo hubiera hecho. Pero hoy, no mendigo otra vuelta. Somos a prueba de milagros…
Sabes lo que me asusta, sabes lo que me gusta estar con vos.



Tengo miedo de dejarte ir y que no te vuelva a encontrar más. Pasó el tiempo, pasaron hasta años y por el hecho de pensar que estarías ahí, quise buscar lo que no encontraría.  Y pase por llanto, pasé por desilusión, por el corazón roto, por deslumbrarme y no poder ver que todo estaría oscuro en poco tiempo. Es la edad, es esta cabeza que no me deja en paz, es la inmadurez que todavía no se fue, lo difícil de decir que me la juego y dejar las malos intentos que me llevan a la nada y al capricho absurdo. Dejar mis extremos para encontrar el equilibrio. Perdí tiempo, perdí intentos, perdí lágrimas, pero en fin, aprendí a que en mis mil intentos nunca te fuiste.


Estas ganas de sentirme mejor me toman de la mano y me ayudan a hacer equilibrio en la cuerda floja. Empiezan a irse las nubes de a poco, la tempestad que lleve en la espalda, con la carga pesada de llanto. Ya frené, ya paré, ya entendí que no hay motivo, me los invento yo misma, o quizá si existan pero no son suficiente para justificar la pérdida que en mi hacen.
Y si todo lo que vino, se fue, mejor que se vaya antes de padecerlo. Mejor tropezar con otra historia que caer con la misma una y otra vez.  
Viniste con tu mochila de ilusiones, y resulta que quedaron iguales, nunca supiste sacarlas y hacerlas realidad. Quedaron ilusas bajo la cama, en un cajón, o repartiéndolas al mejor postor, a quien más besos desperdiciados te de.
Mejor quedarme en mi lugar para esperar realidades.
 No actúes tan extraño, duro como una roca. Si te mostré pedazos de piel que la luz del sol aun no toca.
Dale, animate a ganar sin perder. A cantar victoria antes de que eso suceda. No te aflijas, no pongas tu resentimiento a flor de piel. Escondiendo solamente logras que todo quede dentro, que se haga viejo, se queme el sentimiento. No importa si el pasado vuelve con ganas de merecer el presente, da vuelta la hoja y empeza un nuevo comienzo para creer. Deja que encuentre lunares sin descubrir, caricias casuales, palabras no planeadas. Deja fluir los hechos, que pase lo que deba ser, y lo que no, por algo será.



Sé que fui, ingenua y me sentí
colgando mariposas en el cielo,
Y hoy estoy temblando al ras del suelo.
Reconozco que suele ganarme de mano mi orgullo, mi corazón pone coraza al amor, tiene miedo al sentir, tiene miedo al decir que puede llegar a amar sin límites y luchar por lo que quiere, pero no lo quiere demostrar, porque no recibiría lo mismo. Ni quiere arriesgarse a padecer alguna historia sin final feliz, aunque haya muchos finales diferentes, que pueden resultar.
Si siempre recurro al mismo cauce, nunca saldría a un nuevo destino, a un nuevo comienzo, siempre se repetirían los capítulos.
Use la ilusión como causa de alguna felicidad, pero sin entender que ilusión no es realidad. Solo se queda allí a veces, sin tener consecuencias en un después. Es un tropezar para aprender constante, es una ida y vuelta que parece no terminar. No importa, si uno se cierra, no entrarían más ilusiones que pueden terminar en historias que merezcan ser contadas.





Veo como se ríe del tiempo, cuando recuerda que un día le dijo que lo curaba todo.
Dice que quiere abandonar esta batalla, pero que sabe que merecerá la pena luchar por ello.
Después de tanto tiempo, escribiendo sus historias, notando ese vacío en su corazón por el que tanto tiempo ella lloró. Después de todo eso, un día, se levantó de ese lugar, miró al horizonte. El sol se escondía encogido por la grandeza de su mirada. Se giró dijo:
                                                          
 Este corazón libre nunca volverá a estar roto.

Tengo mis sentidos puestos en vos y es lo que me causa 
fascinación.

Y justo cuando menos lo esperaba, recibió la visita de un viejo amigo, el miedo. Llevaba mucho tiempo corriendo para que él no la alcance, pero finalmente fue más rápido que ella. Entonces cerró los ojos y recordó aquella primera conversación....

- Lo siento, pero no puedo, esto no va a funcionar.
- Pero… ¿Por qué? ¿Por qué no te atreves a intentarlo? ¿De que tienes miedo?
- Pues le tengo miedo a todo. Miedo a los cambios, a las decisiones que cambian el rumbo de las cosas, y a no ser consecuentes con ellas. Miedo a no ser sincera conmigo misma. Miedo al fracaso, a no conseguir lo que tanto deseo (y a conseguirlo). Miedo a volver a sufrir, a equivocarme otra vez. Miedo al qué dirán. Miedo a que el pasado se imponga al presente, y no saber imponer el presente a mi futuro....



Le converso a mis sueños de vos.


Hoy me sonríen nuevas ilusiones, no más máscaras, quiero mas verdades en mi realidad. Todo parece mejorar, todo parece equilibrarse, la calma forma parte de mis días, mi vida parece mas viva.
Ya no hay dolor, no hay recuerdos, no hay un vos, un te necesito.
No quiero derrumbarme, no quiero romperme por una desilusión.
Caminar despacio sobre un suelo no firme, todavía. Para encontrar las trampas que puede esconder, hasta llegar al final, y descubrir, que nunca me soltarías la mano.
Y si no es mi oportunidad, las chances nunca acaban, hoy no, pero mañana comenzaría de nuevo.
Nunca me quedo en el mismo lugar.

Después de malos tiempos, sin suerte, llorando sin razón, riendo con temor, vuelvo a mi equilibrio, vuelvo a sentir intensamente. Qué reconfortante volver a sentir algo difícil de explicar, una ilusión, una vista figurada al futuro para encontrar buenas sensaciones. Sí, hay miedo, resentimiento, hay caídas que dejaron marcas. Pero es como si todo eso, se borrara por un momento, recordar que soy más, recordar que siempre hay un nuevo comienzo, una nueva historia para vivir. Y pensando en no regalar lágrimas y desperdiciar más tiempo, tengo fe de que quizá tenga un golpe, pero esta vez de suerte. Terminó todo lo que creía interminable, empezó todo diferente, tal como quería, sin pedir nada a cambio. Encontré una ilusión para volver a sonreír.
Recordar que puede haber otro: había una vez…
 
 
 
Pensé que fue un sueño, o un cuento mal contado, algo pasajero que no volvería a meterse en mi vida. Fueron horas, fueron días, los peores por cierto. El peor dolor, las lágrimas mas inmensas, la confianza se perdió para mi misma, la calma ya no era calma, y mi miedo era grande como mis ganas de desaparecer por un rato. Pero paso, y se está terminando. Me toco vivir algo que nunca imagine, pelear por mi propia vida y que eso, sea lo peor de mi vida, y lo mejor para ver todo lo que puedo conseguir, por que cosas la tengo que luchar, no tirar la toalla y remar. Que nada es tan largo como parece, todo tiene su destino, todo tiene su punto final. Llegar a lo más alto, volar a lo más lejano, sentir las manos en el cielo para volver a creer en vos mismo. Y si las cosas no parecen salir bien, siempre hay tiempos mejores. Aprendí que vivís, como morís, como respiras, como amas, con la misma intensidad sin darse cuenta, sin valorarlo, sin pensar que pasa el tiempo llevándose las oportunidades. Vamos Mica, todo pasa, pasaste lo peor y esto, lo que queda es el final, y sabes qué? Un final feliz.

Tu manera de quererme o de perderme? Tu forma de sacarme de tus miedos o de sentirme para luego dejarme? Solamente busqué conocerte, sacarte los miedos, echarte mi suerte. Mirar las estrellas, que no importe el mañana, que sea hoy el que valga, que me cede la calma. Pero encontré seguir un hilo, que mi corazón aceptó. Como pistas a lo incierto, como una botella al mar. Y el destino no lo veo, no veo su final. Pero el mar da poca vida ya, quiere desistir a quedar. Pretende dejar de querer, y empezar a entender, que es tu manera de querer. No me tengas miedo, yo no pienso en morder tus sueños. Quiero curar tus heridas, sanar tus cicatrices imponiendo locura.
Mi vida marchará, trotará, correrá también. Es imparable, indomable. Pienso triunfos para hacerlos, pero no puedo caer en tu infierno con el precio de sufrirte.
Me agoté de pensar, me canse de esperar. Quizá nunca te dije cuanto te espero, cuanto quisiera que algún día me mires con verdad. Pero la vida es como es, si no te lo da, por algo es, no me corresponde, no me quiere, me asesina.
Perdón por no rogar amor. Mi corazón por no hablar, sufrió más de la cuenta.
Y por última vez, me resisto a tu presencia, me aniquila la secuencia de mis sentimientos quebrantados, asustados, casi nulos.
Perdón por no demostrarte quién soy, quizá, quién sabe… te hubieras quedado.

Y si lo dejaste, no lo vuelvas a buscar, porque no sabes lo que valen, nunca aprendiste
a valorar.


Te vi, y no diría que fue amor a primera vista porque mentiría. Solamente te hable, te abrace, te besé, te sentí.
Te empecé a querer, de a poco y con cada palabra en el lugar correcto que pusiste. Me contaste de tu vida, yo de la mía. Hasta ahí, fuimos sinceros. Y todo parecía casi perfecto, y digo casi porque lo perfecto no existe, pero si lo mejor que podes sentir.
Cada abrazo era un mundo, cada beso un momento de paz. Cada risa un lujo, y cada mirada algo difícil de explicar. Pero el tiempo corría, y el corazón sentía. Pero, en solo un segundo, sentí un puñal en cada sentimiento.
Inconcientemente, había creído en lo irreal. No era fácil reconocer cuando el corazón se partió. Desde allí, nunca mas los besos fueron paz, fueron guerra por saber que te perdería. Quería luchar contra tu voluntad, pero no pude por más que  traté, por más que supuestamente habías tratado. Y en esa colección que tiene tu mente, y a  veces tu corazón, quede yo, como un recuerdo más. Pero hay un problema, mi corazón no tiene colección. Tiene solo un lugar, y todavía no se como sacarte y volver a ser la que antes era.
Pero tengo la convicción de que puedo. Vos crees que no, pero si quiero, olvido mas rápido de lo que te imaginas aunque me cueste.
Reclamo pero no veo mis propios errores. No veo todo lo mal que hice, lo mal que jugué, lo mal que perdí y poco gané. Fui causa de mis derrotas aunque no lo admita. Siendo fría, orgullosa, ciega. También hice lo mismo y no se justifica, pero no justifico el daño que en mi hicieron. Cuando estoy sola, puertas adentro, hay cosas que no comprendo, y cosas propias mías que no las puedo ver, me confundo en mi, que quiero mañana, que quise ayer. Trato de atrapar mis sueños, de que me juren amor sin importar que pase afuera, trato de vivir como si nadie se impusiera en mi camino.





A ti que me has ganado, con un naipe marcado la partida,
A ti que aun no sabes, los besos que te caben en la boca,
A ti que has comprendido, que a veces el olvido se equivoca,
A ti que has preferido, vivir como si nada fuera eterno,
A ti que has compartido, conmigo una almohada en el infierno.
A ti que has detenido con un beso el reloj,
A ti que me enfermas, a ti que eres mi envenenada medicina.
A ti que vas deprisa por miedo a que la risa se marchite,
A ti que has dirigido la flecha de Cupido a mi costado

Ella sonríe. Desaparecen todos los problemas, las personas, los miedos, solo puede sentir calma. Y se da cuenta de que por fin, ha eliminado todos los fantasmas, que apenas le quedan cicatrices, y que por fin puede volver a tocar el cielo con un dedo.




Cuando el egoísmo no limite tu capacidad de amar, cuando confíes en ti mismo aunque  todos duden de ti, y dejes de preocuparte por el que dirán.
Cuando tus acciones sean tan concisas en duración como largas en resultados.
Cuando sepas distinguir la sonrisa de la burla y prefieras la eterna lucha que la compra de la falsa victoria.
Cuando el ser espontáneo te libere del método.
Cuando actúes por convicción y no por adulación.
Cuando sepas perdonar, tan fácilmente como ahora te disculpas.
Cuando sepas enfrentarte a tus errores tan fácil y positivamente como a tus aciertos.
Cuando sepas obsequiar tu silencio a quien no te pide palabras, y tu ausencia a quien no te aprecia.
Cuando no trates de hallar respuesta en las cosas que te rodean, sino en tu propia persona.
Entonces, sólo entonces, serás un triunfador.

De tanto caminar en una cuerda floja, perdés el equilibrio y caes al abismo. De tanto perder, te volvés resistente a los errores. De tantas lecciones, aprendés el objetivo de tus metas. Y además, aprendés a quererte, a sentirte alguien, no algo. A vender por sentimiento cada abrazo. Ningún pie es lo suficientemente grande para pisarte, ninguna piedra es invisible en el camino. Aprendés que cada adicción, por más irremplazable que sea, siempre hay algo mejor. Cada vacío, una nueva ilusión puede llenarlo. Los sentimientos marchitos vuelven a florecer cuando sale el sol, cuando hay un día nuevo y todo es más claro.
Lo mejor de los errores, es eso, aprender. Tomar cada cosa, por lo que es, no por lo que significa.
Quiere ser. No quiere ser. Quiere ser a medias. Quiere todo. No quiere nada.
Tiene, no tiene. Sabe, no sabe. Piensa, no piensa. Habla, no habla.
Está indecisa. No sabe que hacer. Bueno, mejor dicho, no tiene
idea de que hacer. De que pensar, de que querer, de que sentir. No tiene
idea de nada. Y espera. Espera algo que le haga darse cuenta de
que es lo mejor, espera alguna señal que le ayude a tomar el camino correcto,
el ideal, el que la lleve hasta esa gran desconocida llamada felicidad.
Pero, lo que no sabe, lo que ella desconoce es que nadie va a decidir por ella.
Que no hay un camino trazado para ser feliz, la felicidad la empieza a formar uno mismo sin esperar nada de nadie.

La vida es un mar de oportunidades, que un día, sin que te des cuenta, se te escapa de las manos. Creí que quizá, era raro, pero podía terminar mi oportunidad. Me di cuenta quien esta en las malas, quien te da una mano y esta ahí aunque te caigas, o estés realmente mal. Fue un momento que creí haber sido feliz en estos años, pero falta mucho más. Todo paso en un segundo, y esos segundos, me hicieron cambiar mi forma de pensar. Como una situación puede cambiar tu forma de ver y apreciar las cosas. Creí que no iba a poder ver todos los días las cosas que veo, que no iba a poder pasar esa prueba de la vida. Pero puedo y voy a poder. Me di cuenta que hoy vivís, y mañana realmente no lo sabes.  Lo viví, y no voy a desaprovechar oportunidades en la vida por esperar siempre un futuro que no se cuando llegará, el tiempo es ahora.
Miraba lejano, miraba real. Sentía unos brazos sobre mi cuello, y el viento que me suspiraba en la cara. 
Dije tres veces lo mismo, te extraño. Y sentí los pies en el suelo, los ojos derramando tristeza una vez más por creer ese momento. Desperté y caí duramente en la realidad. Recordé una vez más los finales de una historia que nunca más quería volver a recurrir. Cuanto quisiera no perderte, pero las causas me obligan a mirar para otro lado, tomar otro camino y continuar mi historia.


Hagamos de cuenta que el miedo no existe. Hagamos un pacto de reciprocidad sin afectar la vida del otro. Todo queda en nada, y nada es muy poco. Tratemos de no perder más tiempo, ganemos en alejarnos. Poner las cartas en la mesa, las trampas sacarlas de la manga, las palabras borrarlas y dejar solo papel con renglones en blanco, para escribir nuevas historias. No miremos atrás, tampoco adelante. Porque no existe futuro, no existe un quizá, no existen más intentos. Vivamos la vida, sin someternos. Así, será mejor.
Y como dicen a veces, siempre es la última vez.
Difícil es cuando vez que no es lo mismo. Cuando ni siquiera tenés esperanza, ni siquiera ganas. Y si las cosas así, que nada las cambie, a equivocarse, patear errores, mirar para otro lado y no dejar entrar miedo. Equivocarse conciente, y vivir el presente. Teniendo en cuenta que nada dura para siempre. Lo equivocado, si no duele ya, es un alivio para pocos. Soy inmune, aprendí de mis errores.
 Bad decisions, that’s all right.

Quién sabe la suerte que nos deparará esta vez la vida, las cartas que nos repartirá esta vez, la forma en la que las jugaremos. Algunas veces ganaremos, otras veces perderemos, pero siempre nos quedará la ilusión de que después de todo esto llegará algo grande, algo que mueva montañas, que se eleve más alto que las nubes, algo que nos haga ver que todo este tiempo de lucha ha valido la pena.

ojalá que el deseo se vaya tras de ti
ojalá que la tierra no te bese los pasos
ojalá se te acabe la mirada constante
la palabra precisa, la sonrisa perfecta
ojalá pase algo que te borre de pronto
una luz cegadora, un disparo de nieve
ojalá por lo menos que me lleve la muerte
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos, en todas las visiones
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones
ojalá que la aurora no de gritos que caigan en mi espalda
ojalá que tu nombre se le olvide esta voz
ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado
ojalá que la luna pueda salir sin ti
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.

Me siento libre, descargo tristezas, abrazo al viento, escapo penas, vuelo aun mas alto, me siento yo misma, todo eso, cuando bailo. Siempre querer llegar a la perfección, no es la meta. A veces la perfección está en ser imperfecto. Bailando encontré una manera de sentir, diferente a las demás. De verme bien sin importar mis defectos.
Y de olvidarme de todo. De lo que se fue, de lo que perdí, de lo que aposté, de lo que sentí. Me hace sentir una energía positiva, me saca sonrisas y un esfuerzo y orgullo enorme al ver lo que a veces pueda lograr aunque no sea de lo mejor.
Bailar, es soñar con los pies.






Cuéntame todo. Escribe todo, garabatea en un cuaderno, envíame un e-mail. No importa, pero yo quiero saber todo. Así estaremos siempre juntos, aunque estemos separados. De esa manera, cuando menos lo esperemos...nos volveremos a ver.


                                                                                                                                          Querido John



Me doy cuenta que cuando menos te pienso, mas te veo, mas te encuentro, sin quererlo. No quiero que aparezcas mas ni en mi mente, ni en mi alma, ni en nada que tenga que ver con mi vida. Porque ya es inútil engañarme a la hora de decir que te veo y es algo rutinario, no. Lo se bien, se bien como se siente el puñal de los recuerdos cada vez que me acuerdo de tus fallas. De como reaccione, que no fue lo mejor, pero fue lo que sentí. Y ahora tratando de convencer a mi corazón, y aplicar ayuno a tus abrazos. Decir que no y hacerme fuerte a pesar de las tormentas y corrientes que me llevan al centro de tu voz.
Hice incontables historias a cerca de esto, si, de lo que me pasa, pasó y nunca más va a pasar hasta que yo lo decrete. Todos los de ayer, fueron diferentes. El dolor parecía casi no existir, era solo miedo, pero recordar aunque sea cuando reís me recordaba todo lo que quería que fueras en mi, y que nunca llegaste a ser porque vos lo decidiste asi. Lo que escribo hoy es tan diferente, solamente me dan sentimientos en juicio por no saber parar donde había que parar, juzgados por sentir mas de la cuenta, tratando de pagar fianza para salir de este circulo que no tiene fin.


Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 España