...


Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizá no te olvidé, pero te digo adiós.
No se si me quisiste.. no se si te quería..
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste, y apasionado, y loco,
me lo sembré en el alma para quererte.
No se si te amé mucho.. no se si te amé poco.
Pero si se que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
Y el corazón me dice que no te voy a olvidar;
pero, al quedarme sola, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso con este despedida
mi más hermoso sueño muerte dentro de mi..
Pero te digo adiós para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en vos.

Después de tanto tiempo juré no volver a hablarte, ni escribirte...pero el motivo de mi mensaje no es el mismo que el de otros, no te escribo para decirte que aun te amo ni para decir todo el rencor que te guardo, porque sinceramente ya no siento ninguna de esas dos cosas, gracias por haberme hecho esta persona que soy ahora.. Por haberme hecho más segura, más inteligente, más sensible... Menos inocente. Gracias por haberme enseñado que los cuentos de amor de princesas y príncipes son solo eso, cuentos. Me enseñaste que en la vida hay personas buenas, pero también personas malas que se disfrazan de buenas. Me enseñaste a que por más que yo le abra a alguien las puertas de mi casa, de mi familia, de mi corazón, de mi vida, no quiere decir que esa persona me las abra a mí también. Aprendí a ya no enamorarme de palabras sino de hechos. Ahora sé que yo hice todo lo que estaba a mi alcance por buscar lo mejor para todos y creo que lo logré. Me di cuenta de lo mucho que me desvalorizaba y lo mucho que me desvalorizaron.. me di cuenta de que creí en una ilusión, una mentira, un cuento, una máscara.
Pero no te culpo por eso, al contrario, te agradezco porque la desilusión me genera más ganas de amar a la persona que hoy tengo al lado mío, para que me devuelva todo lo que yo le doy, palabras y con hechos verdaderos.


Me gusta recordar a veces. Recordar que podía hablarte como quería sin importar, que podía ser lo que siempre quise, libre y de la mano de alguien al mismo tiempo.
Pude conocer lo que es ser yo misma, sin aparentar, sin ocultar, sin tener límites, estando en compañía. Podía ser yo misma.
Me pudiste conocer de pies a cabeza, lo que pasaba por ella, lo que me dolía, y lo que disfrutaba en mi vida. Lo que ame y amo. Lo que me molesta. Cuando me enojaba, cuando con una mirada solamente podías entender que algo me molestaba, o lo feliz que podía estar.
Con un abrazo podía decirte mil palabras enteras, y tratarte de decir todo lo que pasaba, lo que sentía, lo tanto que podía amarte.
Fuiste mi amigo, y fuiste mi amor.
Te hacías necesario a veces. Necesitaba que ese beso también sea abrazo, y palabras de aliento cuando en mi vida había caídas, me diste la mano para levantarme.
Pude crecer con vos y descubrir cuanto cambiamos, y a pesar de haber crecido, la mirada seguía igual, siempre dulce. Inevitable hasta en los peores momentos.
Pude reírme hasta llorar, pude llorar hasta reírme. Lo lograbas.
Pudiste descubrir mil lunares en mí, mis manías y mis malas costumbres.
Me aceptaste como soy, y me amaste de la misma forma, sin cambiarme, así te gusté, así me dejaste ser, así me dejaste ir.
Me secaste las lágrimas, y más de una vez me diste razón para tenerlas.
Me creaste mil colores, mil sonrisas. Y también sacaste lo peor de mí, y la angustia más profunda.
Sentí y no sentí, siempre con vos y por vos.
Nos dieron mal las cartas. No terminamos de llenar todo ese vacío. A veces no valoré tu presencia, ni me extraño tu ausencia. Puedo reconocer la suma de mis errores, y la multiplicación de los tuyos. Puedo reconocer los rayones que le hice a tu inocencia, y descubrir las marcas que dejaste en mí.
Gracias por enseñarme a que tropezando, aun habiendo amor, te levantas de esa eterna caída.
Gracias por aprender a querer presencias, y no lamentar ausencias.
Muchas cosas quedaron en un tintero sin fin. Que queda ahí, en algún lado, que quizá se pierda en alguno de nuestros tantos recuerdos. Los “que hubiera sido si..” quedaron en una caja guardada.
Voy a aprender de tus cambios, voy a aceptarte como sos, no voy a cometer con alguien más los mismos errores. Voy a saber perdonar cuando se debe,  y a poner todas mis fichas cuando realmente algo vale la pena. Voy a extrañar algunas palabras, algún abrazo perdido, alguna charla de esas que descubría lo nena que era, y lo tanto que pude provocar alguna vez en vos. Lo tanto que mi corazón te quiso.
No llegamos a ser lo que quisimos, pero quisimos lo que fuimos.
Punto final.




A través de las caídas también entendí de fortaleza.
Entendí de amor, entendí de palabras, justas y demás.
Entendí que ese abrazo va a poder más que cualquier temporal.
Comprendí que no es como el otro quiera, es como yo quiera, para no dejar de quererme.
Comprendí que existe una razón por la cual esa puerta se cerro, y así no volver a abrirla buscando lo que ya es pasado.
Comprendí que te ama el que no va a cambiar tu vida por nada ni nadie.
Acepte abrazos en contramano, besos gastados, ganas de nada. Y seguí.
Viví historias de a dos, yo sola.
Me valore viendo todo lo mejor y dejándome equivocarme como y cuando quiero.
Agarre mi libertad tan fuerte que es parte de mi.
Tome decisiones sin importar todo lo demás, aunque significo herir algún amor.
Mi vida es mía y de nadie más.
Dejame ser, dejame gritar, volar, soñar. No me cortes las alas ni me impongas lo que tengo que decir o hacer, de mis propios errores también consigo ser feliz.


Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 España