Te pido por favor que no me mires a los ojos, ni
prometas lo que no podes cumplir.
Dejame mi libertad, aunque te duela.
Mis manos se cansaron de soltarte y buscarte, mis pies
se cansaron de pisar sueños.
No tengo nada más que decir cuando mis palabras, mi
mente y mi cuerpo dieron todo lo que alguien puede sentir. Ya no me quedan
fichas para apostar, ya tengo el freno de mano y se nos pasó el tiempo.
Perdoname por abandonar esta batalla de tantas que
vivimos.
Mi espalda se dobló por tus dudas y mi paciencia se
quemó por tu ausencia.